"Calasanz e un llugá chico y está mol mal situat, de puro fiero é bonico y pareis que está penchat...."
En
este siglo la comunidad de Alaón abandona San Bartolomé y la
primitiva iglesia romanica pasará al obispado ilerdense provocandose
algunos roces con los escolapios de Peralta de la Sal.
Por un real decreto
en el año 1708, las salinas de Calasanz, al igual que los otros pueblos-salinares
aragoneses, pasarán a la corona y en el año 1736 se prohibirá
la fabricación de sal en ellos.
A pesar de esto,
a comienzos de siglo, Calasanz será cuna en esta centuria de notables
e ilustres personajes, tales como el Padre José de Sta. Teresa, nacido
en el año 1693, autor de sermones y temas filosóficos, que brilló
como orador sacro y por su virtud y santidad, tal como recoge Jesús
Conte Oliveros en su obra "Personajes y escritores de Huesca y provincia".
También eran hijos de
la localidad Don Francisco de Usón, canónigo de Roda, que asistió
al Sínodo de Lérida como representante del capítulo rotense
y los hermanos Ignacio y Pablo Coll y de Veyan. El primero fue jurista siendo
rector de la Universidad Sertoriana entre los años 1793 y 1794. El
segundo fue canonista y rector de la misma universidad en el año 1802.
La parroquial de
San Cipriano contaba en esta época con rector, 6 racioneros y 8 beneficiados
y existían tres cofradías en Calasanz: la del dulce nombre de
Jesús, Ntra.Sra. del Rosario y Ntra.Sra. de la Tribuna. En el año
1760 se construirá el ermitorio actual de la Ganza, sustituyendo al
del estilo románico que se encontraba en estado ruinoso.