La Caza en Calasanz
por Antonio Rami Calvera
El monte de Calasanz es un sitio estupendo para disfrutar de la práctica de la caza y de sus magníficos espacios naturales.
Calasanz
Durante muchos años han proliferado las perdices y los conejos en abundancia, para colmar la delicia de cualquier amante de la caza, que encontraba en sus a veces abruptas montañas el lugar idóneo para disfrutar con respeto y entusiasmo de esta aficiçon, aunque debido a diversas circunstancias de la vida (como en otras tantas cosas) estas han disminuido bastante, tanto perdices como conejos, haciendo de esta si cabe una actividad todavía más selectiva. En cambio ha aumentado el jabalí.
El prado de Calasanz
¿Que cazador no habrá pasado grandes días cazando perdices en Calasanz "pel mon dalto"?, Ardos, (El tuzal de Altarriba, els Cruces etc.); Isarz, (la crencha de Isarz, el tuzal de Colom o el tuzal Roy); El Bezue; Santa Cilia, Els Prados y Comaleta en todos estos lugares se podían encontrar perdices en abundancia.
Después tenemos lo que en Calasanz llamamos el "mon de baix" donde había conejos para satisfacer el capricho del cazador más exigente, La serra de la Ganza, Gayiu, Llomes, Els Regals, etc. La caza del Jabalí normalmente se realiza en Ardos, Els Ciegues, la hubaga del Bezue, Berguelli, el Hubago y Farrera.
A mí, personalmente la caza que más me ha gustado siempre ha sido la perdiz, "pel mon dalto", esta hermosa especie que en Calasanz y debido a la cantidad de montañas, tiene mucha más defensa que en terreno llano, por lo que las piezas cobradas aquí tienen un valor especial.
Monte bajo, la Ganza
Cuándo
sales de caza y las ves levantarse por primera vez y como se alejan a toda
velocidad, piensas, ¿cuanto me queda que andar para cansarla? a menudo,
tu té cansas antes que ella o ya no la vuelves a ver mas, pero en
otros momentos, cazador y perdiz, agotados, se encuentran en "el momento
de la verdad", ellas hábiles y rápidas, se esconden en
cualquier matorral y entonces el cazador necesita la ayuda de un buen aliado,
el perro, para hacerlas volar, en las ocasiones en que la combinación
de cazador y perro hacen que se levanten cerca, es cuando el cazador, ha
de demostrar su pericia para completar este ciclo vital, muchas veces tiembla
el pulso y falla la puntería, pero eso no, té quita la satisfacción
al oír el fuerte aleteo cuando remonta el vuelo y ves como se aleja
de ti a una velocidad de vértigo, de pensar en la próxima
vez que nos encontremos.
Pulsar para oir el canto de la perdiz
En las ocasiones
que la ves caer, el corazón "te da un vuelco", y te apresuras
a identificar el terreno, muchas veces las perdices salen corriendo "apeonan"
pudiendo recorrer bastantes metros, y es aquí donde necesitas otra
vez la ayuda de tu inseparable compañero, de no tener un buen perro
es muy probable que nunca la cogerías, pero cuando al cabo de cinco
o diez minutos ves llegar a tu perro con la perdiz en la boca esto hace
que te olvides una vez mas de todo el cansancio acumulado, y estés
dispuesto a comenzar de nuevo otra aventura.
Antonio Rami, Marzo 2002